lunes, octubre 06, 2008

Veinte años después (u Octubre, Octubre, Octubre)

Aquel jueves tuvo una confirmación del inevitable regreso del pasado y, lejos de abrumarse, sonrió como quien sabe de antemano lo que sigue y no por ello se ahorra la visión ni pretende intervenir para acelerarlo o conducirlo. Es verdad que en principio debería haberse indignado, aunque fuese sólo formalmente y mientras transcurría aquel bochorno, una mera anécdota destinada a colorear las notas de los principales periódicos para sacar momentáneamente de la abulia a los lectores, no con ideas, por supuesto (¿quién podría ahora hacer algo semejante?) ni con grandes tragedias que al final sólo se traducen en cifras de muertos y heridos, sino con un simple evento inesperado y casi humorístico estilo Greenpeace o, para el caso, estilo Vamos México.
Nadie notó su sonrisa –demasiado al margen como para salir a cuadro- pero aun si alguien tenía la vista puesta sobre él y no sobre el exaltado que parecía bailar una sevillana delante del presidente y sólo después se supo que le había llamado espurio negándose a estrechar su mano, no habría detectado la mínima intención sardónica o aprobatoria, crítica o lúdica, vacía de todo contenido interpretable su expresión y, sin embargo, sonriente sin abrir los labios, casi mueca sin llegar a ésta porque no había tampoco amargura ni moral, nada torcido en su gesto momentáneo –sólo unos segundos, y luego nada- cuyo verdadero origen estaba en su pensamiento, aunque no pudiera explicar tampoco él por qué dicha causa se correspondía con aquel rostro fugaz.
Quizá fuese un exceso llamar pensamiento a lo que fue la condensada ráfaga de una conversación que tuvo lugar veinte años atrás en la oficina del orientador Hierba, quien le mandó llamar por un reporte de indisciplina ocurrido esa misma mañana durante la premiación del concurso de matemáticas.

–¿Por qué lo hiciste?

–No me había peinado, maestro, no quise hacer el ridículo.

–No me vengas con tonterías, Valero. Sé por tus compañeros que lo hiciste a propósito: pasaste a recoger el diploma y se te antojó lucirte con gorra para mostrar el poco respeto que tienes por la escuela, ¿no es así?
–No, maestro, yo sólo quería pasar sin el cabello revuelto.
–Mira, hijo –de vez en cuando Hierba les llamaba así: había sido sacerdote- la rebeldía no es mala, pero tiene sus queveres. La que tú haces suele ser patrimonio de los imbéciles. Yo conocí unos cuantos y puedo decir que no es eso lo que quieres, simplemente no te corresponde. Y no creas que lo pienso por las buenas calificaciones que sacas o por los concursos a los que asistes, no, sino porque tu naturaleza es todavía más escéptica que la de un simple cerebrito…
–No le entiendo, maestro, ya le dije que…
–No me interrumpas- dijo en tono grave el orientador Hierba mientras sacaba sus cigarrillos del cajón –Es probable que no entiendas a qué me refiero ahora, pero indudablemente lo entenderás más tarde; es sólo cuestión de tiempo. Te he visto leyendo libros que no puedes entender y no por ello te los arrebato, ¿verdad? Y bien sabes que tendría razones de sobra para hacerlo, ya me han dicho varios maestros que haces preguntas espinosas y sutiles, tramposas, amparado en textos como los que reparten en la plaza impresos en mimeógrafo… esos cabrones sólo quieren acabar de repartir lo que les dan sin saber a quién lo entregan, ¡dárselo a un mocoso de doce años! ¡es ridículo!
El ex abad se echó a reír dejando caer una larga ceniza sobre su escritorio. Con la mano derecha la barrió de la superficie hasta echarla por la orilla sobre la izquierda, luego la arrojó al basurero. Sacó del cajón un pesado cenicero y continuó.
–Yo estuve ahí, Valero. A mí puedes preguntarme qué pasó esa noche y diré lo mismo que todos: no tengo idea. Yo era el abad de Santiago Tlatelolco hace veinte años y el único que estaba encerrado en la iglesia desde las tres de la tarde en que me visitaron varios agentes vestidos de civil para advertirme que no saliera. Yo era el que se quedó ahí, cagado de miedo mientras una balacera intensa se abatía sobre la multitud, escuchando gritos desesperados y golpes en la puerta, pisadas y rugidos, masas de aire desplazadas por la multitud despavorida, la pesada vibración de los tanques avanzando, el olor a pólvora… y ahora vienes tú con tu gorrita, ¿eh? ¿qué quieres que te diga?
–¿Por eso dejó de ser padre, maestro?- preguntó tímidamente a sabiendas de que el orientador Hierba había pasado casi quince años en Cuba. Le encantaba escucharlo hablar de la Revolución Cubana, del hombre nuevo, del marxismo cuya idea de igualdad tanto le seducía. Pero Hierba no dijo nada al respecto.
–Eh… en parte, sí- respondió el ex abad como saliendo de una ensoñación profunda. Luego retomó la diligencia de su discurso –Comprendí dos cosas, Valero: que tenía que dejar el sacerdocio para transformar el mundo y que para hacerlo no podía seguir la ruta de esos pobres diablos que murieron aquella noche sin saber por qué. Esto último es lo que intento hacerte comprender, aunque no haya tanques en la calle ni te vayan a colgar por haberte puesto esa cachucha: la rebeldía suicida no es para gente inteligente, sino para rebaños, Valero, como los que nunca han faltado a cualquier bando… Estudia, lee, entérate, acomódate bien para estar luego en posición de imponerte, no te cierres el horizonte desde ahora, no seas estúpido en una palabra…

En la junta de la coordinación de eventos sociales de la presidencia, Valero fue felicitado por haber impedido que el jefe del Estado mayor presidencial arrestara al enloquecido estudiante que convirtió una vulgar premiación en un divertido circo. El pese a todo premiado creyó explicar en una atropellada entrevista los motivos de su proceder: “quería producir con un acto el surgimiento de una real democracia con oportunidades para todos aprovechando una fecha histórica” (sic). Valero apagó el televisor y se colocó los tapones para los oídos. Se puso calcetines porque a pesar de ser octubre ya hacía frío. “Estoy vivo” dijo en voz baja antes de dormir. Y sólo él sabía que aquello era un rezo por Hierba que había muerto en 1991 muy lejos de ahí, en Moscú, tratando de evitar la desaparición de la Unión Soviética con una gorra puesta. Nosotros agregaremos que aquellos eran otros tiempos.

10 comentarios:

juan oseguera dijo...

sopalas!, no has cambiado mucho, sigo pensando que la paleta de guallaba que te regale de verdad tuvo consecuencias a largo plazo

Anónimo dijo...

Esta es la anécdota más espuria que has escrito.
Y mira que varios se alegraron por tu hermano Olímpico.

Miguel Ángel Bernal Reza dijo...

¡Hey! Lo de la paleta de guayaba -única anécdota en sentido estricto- no lo escribí yo... Supongo que quisiste decir "Nosotros agregaremos que nos importa una mierda", pero claro, te cuidarás de decírselo a los que se alegraron del blanco pelirrojo con apellido típicamente mexicano... ¡ja, ja, ja! Yo sólo he dejado escapar una tierna lágrima, mas no por Octubre, Octubre, Octubre, cuanto por la decepción que me ha causado que el libro de Dumas -única anécdota verdadera- pasara desapercibido...

Anónimo dijo...

No entiendo, ¿alguien más escribió esta historia?

Miguel Ángel Bernal Reza dijo...

¡Diablos Señor Cardenal! Pensé que estaba claro que Dumas padre había escrito el título... y esperaba ser llamado Herblay... Pero en fin, las relaciones nunca son justas...

juan oseguera dijo...

guero pelirojo? estoy confundido. Este guero joyero de nombre leonardo que causo varios corajes en tus dias de secundaria, con pecas como guallaba, que poco sabra de dumas. Saludos

Miguel Ángel Bernal Reza dijo...

Ah, Juanito, el hijo del joyero debe estar ahora tan despreocupado como hace veinte años... aunque admito que poco sabría de Dumas y menos aun sobre paletas de guayaba: era uno de esos idiotas predestinados a ser feliz. Que no se entienda esto como una invitación a la rabia, ¡ja, ja, ja!

Anónimo dijo...

Tal vez debería, pero hace 20 años vuesa merced no era el abate Herblay ni molestaba presidentes (aunque eran bebida harto popular).

juan oseguera dijo...

En la vispera de sufragar un voto, que de poco cambiara la historia, pacicente espero otro papel de rollo en el que seguro distrae esta politica misera.

Unknown dijo...




Great blog, continue the good work
https://decor-ksa.com
http://caravank.com/us-for-sale/
http://caravank.com/car-caravan/
http://caravank.com/for-sale-in-jeddah/