domingo, febrero 08, 2015

El programa de estímulos

En una institución educativa de remota provincia, caracterizada por su transparencia, un buen día el cacique que fungía como rector decidió que los fondos recibidos por la federación debían concursarse según un sistema de estímulos con reglas claras y justas. Llamó a sus ayudantes informáticos y solmene dijo: "El papel es cosa de tiempos primitivos. Lo moderno, según me informan mis asesores, es la computadora. Hágase pues un sistema informático donde los maestros capturen su producción académica anual para luego ser evaluada por la comisión de sabios a fin de decidir la parte que a cada uno corresponderá del estímulo federal". Se celebró la decisión con encendidos discursos sobre democracia y rendición de cuentas, se transmitieron órdenes para imponer la eficacia y el resultado fue un sistema de cómputo barroco que reproducía los usos y costumbres locales junto con una comisión que, de acuerdo a las órdenes del rector, exigía fuesen escaneadas anualmente todas las constancias emitidas en papel por la institución para sus propios empleados. Aquello era un espectáculo maravilloso que duraba de dos a tres semanas anuales: la comisión de sabios de la institución exigía que el profesor de la institución escaneara la constancia emitida por la institución donde la autoridad correspondiente, por ejemplo, recursos humanos, certificara que el empleado contaba con equis años de antigüedad, o que el jefe de su adscripción diera fe de que dirigía la academia fulana o que el director hiciera constar que se atrajo el proyecto mangano o que un departamento de publicaciones donde nadie publicaba nada, certificara que el profesor en cuestión había hecho diez artículos en la revista de la universidad con diez colegas como coautores cada uno.
El sistema floreció, como era de esperarse de la decisión unilateral de un rector democrático, y produjo, entre otros beneficios, unas mayores y más efectivas camaradería y colaboración entre profesores y administrativos, que viendo hasta qué punto era importante la emisión de constancias, no dudaron en ayudarse unos a otros, incluyéndose -viniera al caso o no- en academias, comisiones, cursos, publicaciones, creación de planes de clase, programas virtuales, tutoría de estudiantes, capítulos de libro, invitación a profesores visitantes, conferencias, ponencias, seminarios, jefaturas, responsadurías, liderazgos, viceloquesea y hasta en el registro de pláticas de pasillo que nunca tuvieron lugar como si de congresos se tratara. Los beneficios no se detuvieron en esta saludable colaboración entre empleados, sino que, aprovechando el tamaño manejable de la comunidad universitaria y el todavía más razonable del rancho en que estaba instalada, indujo una mayor convivencia entre los miembros de cofradías, departamentos, programas y dependencias, que discutían sus asuntos libremente en medio de carnes asadas, celebración de cumpleaños, clubes deportivos y de rotarios, organizaciones de damas católicas y eucaristías dominicales donde todo rezumaba un ambiente familiar de unidad indivisible. Esta anestesiante felicidad apenas se veía perturbada por ocasionales disgustos que eran despachados con autoridad moral, como fue el caso del Loco Agustín que cometió terribles faltas a la ética al robar dinero a los estudiantes a cambio de calificaciones. "Qué corrupción", decían escandalizados los profesores, para luego llenar sus constancias de acontecimientos hipotéticos y cobrar un año de sobresueldos por ellas.
El dinero nunca alcanza, ya se sabe, y un buen día la federación empezó a exigir más cosas a cambio de los estímulos económicos. Nuevo rector, nuevas autoridades emergidas del voto popular y doblemente familiarizadas con la democracia, advirtieron estas exigencias y empezaron a contratar individuos que dieran el ancho ya que los de la gran familia feliz parecían decididos a sólo dejarse crecer el trasero y seguir cobrando por ello. No debemos culparlos, claro que no, pues estos inocentes operaron según reglas de otra época menos mamona y más entretenida, hecha de prestaciones de caja de ahorro, vivienda, bonos, sabáticos, sobresueldos por antigüedad, seguros médicos, cenas de Navidad y tarjetas de felicitación por cumpleaños. Que los recursos los saquen los nuevos, ¿no? Era una solución razonable hasta que a algunos de ellos les tocó participar en el propio programa de estímulos: ¿cómo era posible que una persona que no había atraído ni un centavo a la institución por parte de proyectos externos ni por su calidad de investigador ni por su perfil docente cotizara más alto en el programa de estímulos? ¿cómo era posible que las autoridades continuaran exigiendo a los nuevos elementos participar en proyectos, en convocatorias, mantener altos índices de productividad según las reglas federales, mientras premiaban a los miembros de la gran familia feliz con los sobresueldos fabulosos del programa de estímulos? Las autoridades, adalides de una época peleada con el autoritarismo y ejemplo de apertura, escucharon a los quejosos e invitaron a algunos de ellos a sus oficinas para -con gestos pausados y amistosas palmaditas en la espalda- mostrarles sus planes de revolucionar el programa de estímulos de tal manera que se ajustara a las nuevas exigencias de la federación y se terminaran las injusticias que beneficiaban a los antiguos en perjuicio de los nuevos. "Esto apenas empieza, pero estamos de su lado", afirmaban.
Algunos de los nuevos son gente competente, sí, pero infantil: no entienden lo que es la negociación ni el intercambio de favores; consideran los resultados del programa de estímulos un agravio contra la opinión que tienen de sí mismos; desean no tanto el dinero como el reconocimiento y el respaldo de las autoridades, y éstas lo entienden bien y no lo dan más que cuando necesitan algo porque son hombres de negocios, no idiotas: saben que necesitan mantener la incertidumbre y la ambigüedad, esas mismas que a los nuevos les ponen los pelos de punta, porque gracias a ellas conservarán siempre un margen de maniobra y ases bajo la manga.
Un año transcurrió y la convocatoria volvió a aparecer: sus términos y categorías son idénticos a los de años anteriores; el sistema informático -paradigma de ineficacia computacional, repetición de funciones e interfaz mongólica- no ha sido modificado absolutamente en nada; la redundancia de que los miembros de la institución soliciten constancias de la institución para presentarlas al consejo de sabios de la institución, sigue sin cambiar un ápice. Ingenuamente, los nuevos se preguntan qué pasó con los planes de revolucionar el programa para hacerlo más justo, se preparan ya para perder de nuevo frente a los antiguos que ni siquiera se inmutan. Un directivo se mese las barbas y explica con sabia brevedad la cuestión, grave y circunspecto, descubriendo para todos el hilo negro detrás de todo el tinglado: "Se encontraron resistencias", afirma. Hay que joderse.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.jornada.unam.mx/2015/02/17/ciencias/a03a1cie

Miguel Ángel Bernal Reza dijo...

Es claramente el sesudo análisis de un experto... (Sighs)

Anónimo dijo...

Tal vez el artículo periodístico le da puntos para el programa de estímulos.

Miguel Ángel Bernal Reza dijo...

No lo creo: eso sería tanto como cobrar del gobierno criticándolo... En palabras del autor, eso lo hacen los administrativos, pero no los académicos metidos a administradores...

Anónimo dijo...

En Colima existe un mundo paralelo, y coinciden tus observaciones.

raybanoutlet001 dijo...

nike polo
nike huarache
tiffany jewelry
nike air zoom structure 19
nfl jerseys
nike huaraches
cheap jordans online
oakley sunglasses wholesale
michael kors outlet
air jordan shoes
michael kors outlet online
tiffany and co outlet
fitflops outlet
michael kors handbags
yeezy shoes
kobe byrant shoes
oakley vault
tiffany and co jewellery
jordan retro
fitflops sale clearance
oakley sunglasses
ray ban sunglasses
michael kors outlet online
cheap basketball shoes
mlb jerseys authentic
nike huarache
nike huarache sale
retro jordans
jordans for cheap
cheap nfl jerseys

داليا dijo...

http://www.prokr.net/2016/09/boards-cleaning-companies-6.html
http://www.prokr.net/2016/09/boards-cleaning-companies-5.html
http://www.prokr.net/2016/09/boards-cleaning-companies-4.html
http://www.prokr.net/2016/09/boards-cleaning-companies-3.html
http://www.prokr.net/2016/09/boards-cleaning-companies-2.html
http://www.prokr.net/2016/09/boards-cleaning-companies.html