domingo, febrero 01, 2015

No me lo creo

En Kika, Almodóvar hace que Victoria Abril en el papel de Andrea Caracortada le pregunte a la madre de Joaquín "El Portugués", si se da cuenta de que su hijo ha matado: "Soy su madre y creo que no... no lo ha hecho", contesta ella convencida. "Le advierto que lo tengo grabado", revira Andrea. Le muestra el vídeo, pero la madre ni se inmuta: "Ya. Pero no me lo creo", concluye categóricamente. ¿Es puro cinismo? ¿Negación? ¿El bien conocido cuanto manoseado amor de madre? ¿Qué diablos le pasa a la gente que no tiene ganas de lidiar con las evidencias? ¿Cuándo deja de ser comedia almodovariana para convertirse en la impunidad de los abundantes hijos de perra que visto el deterioro intelectual del mundo ya saben que no hace falta recurrir a explicaciones ni coartadas, sino al más descarado y reiterativo "no me lo creo", "no me lo creo", "no me lo creo"?
Dios es dios porque es arbitrario, porque no debe dar explicaciones ni justificar sus actos, porque la perplejidad de la razón es mera vulgaridad humana. Dios no razona, no lo necesita. Si el poder de los reyes era un don de dios y de su ejercicio sólo a él debían rendir cuentas, no es de extrañar que éstos también se hayan sentido exentos de sujeciones lógicas y responsabilidades, ni que pensaran que sus súbditos estaban hechos "para callar y obedecer y no para discurrir ni opinar en los altos asuntos del gobierno". No hay más monarquías absolutas en el mundo y los totalitarismos, salvo excepciones, se han suavizado aquí y allá por la necesidad de los hombres de negocios de un mínimo de garantías para continuar la saludable explotación de la gente, una domesticación que es preferida al horror y la barbarie de la guerra, por muchos derechos que ésta conquiste y muchas limitaciones al poder que ésta imponga. Pero el atributo de exención lógica de que gozaba el dios antiguo y del que se reclamaban herederos los monarcas absolutistas, aun es acariciado por presidentes republicanos, jefes de despacho con credo democrático, empresarios medioambientalistas y cuanto cabrón se ha puesto a la cabeza de una colectividad, sea por las buenas o por las malas.
Las imposiciones ya no son bien vistas. El ejercicio de las atribuciones que por su cargo tienen los responsables de tal o cual cosa, ya no se hace así nada más. No. Ello sería antidemocrático, sexista, inequitativo. ¿Entonces cómo hacen los modernos para ponerse a salvo de la lógica? ¿cómo para no visitar la cárcel o para salvarse de un buen tomatazo cuando les da por hacer sofismas en vez de silogismos y encima cobrar por ello? La clave ya la dio la madre de Joaquín "El Portugués", que no admite lo que es evidente ni se inmuta por lo que sucede, que gana por repetición, que no se resiste a las pruebas sino que simplemente asiste a ellas mientras sostiene sus... ¿cómo decirlo modernamente? Sus convicciones. Los jefes modernos convocan a juntas, consultan, informan, quieren que se vote lo que ya decidieron de antemano, no admiten las bromas en relación con sus medidas (la risa, ya lo decía Jorge en El nombre de la rosa, no es de dios; dios no ríe: parece que lo saben hasta los islamistas contemporáneos), felicitan a diestra y siniestra, reparten palmadas en la espalda con gestos comprensivos y estudiados, dicen "los y las", "compañeros y compañeras", se cuidan de adoptar cualquier posición por si acaso y jamás levantan la mano cuando se produce un conflicto. Son imposibles de atrapar, la lógica no aplica a ellos. Llegado el momento, son capaces de negar una y otra vez como autómatas lo que resulta evidente. Y si encima, como en este país, se mueven entre un público adocenado, ignorante y retrógrado, convencido de su importancia porque el jefe les dé la mano o les llame a ocupar un digno cargo o les proporcione un favor en vez de reglas, mucho mejor.
¿Por qué no se dedicaron a la literatura si querían que el mundo fuese como ellos decían? ¿Por qué se empeñan en ocupar cargos de gobierno, dirigir empresas y universidades, hacerse incluso científicos en el tercer mundo? Es conmovedor, si se piensa en ello con explicaciones alternativas a la mucho más simple de la deshonestidad intelectual: si los artículos "científicos" chinos, hindúes, iraníes o mexicanos están no sólo pésimamente editados, sino lógicamente mal construidos, con falsedades muchas veces deliberadas, gráficas milagrosamente ajustadas y divisiones entre cero por fin resueltas, ello no se debe a la incompetencia que (dios no lo quiera) sería una explicación casi neonazi, sino más bien a que provienen de sociedades marcadamente teológicas donde existe preferencia por creer en vez de dudar, donde el escepticismo y la autocrítica son vistas con sospecha y despachadas con un "no mames", donde a falta de cerebro predomina un gran corazón. ¿Qué hay de malo pues en que no razonen con la misma lógica blanca y elitista del primer mundo occidental? ¿Qué hay de malo en que constituyan una alternativa donde la lógica se suspende en un "sálvese quien pueda"? Chingado, no me lo creo.

No hay comentarios: