viernes, junio 09, 2006

Ser alguien

Con todo y que los tiempos cambian -y yo ya voy siendo más pasado que presente, mis costumbres cada vez más extrañas al mundo que me rodea- creo que aun es muy común que los adultos en general, pero sobre todo los padres de familia, exhorten a los jóvenes a "ser alguien" en la vida, concepto -este sí- cada vez más desvirtuado y que hoy suele entenderse como la consecución de un título universitario.

Esta concepción no es privativa de aquellos con pocos estudios, en cuyo caso puede entenderse la tontería de pretenderlos sin más, sino también de gente con cierta educación y, por lo visto, escasa capacidad de pensar. No hace mucho platicaba con un colega que me comentaba la "poca suerte" de un amigo suyo que por ser "poco consistente en la vida, no había llegado a nada", y como evidencia de ello mi colega dijo: "Él es ahora un vendedor de seguros y yo, en cambio, soy un doctor", como si con ese contraste dejase claro quién era quién y la cuestión quedase zanjada.

Me parece que antiguamente ser alguien significaba ser una persona honorable y de provecho en el sentido de que viviera con decoro y ganándose el respeto de su comunidad, lo que era -y quiero creer que sigue siéndolo- perfectamente posible siendo médico, ama de casa, albañil o vendedor de palomitas. La educación universitaria, particularmente en países tan desiguales como México, entusiasmó a mucha gente por varias décadas por tratarse de una forma elegante de trepar al mundo laboral para llegar por lo alto: con mejores puestos y mejores sueldos, no precisamente por méritos. El entusiasmo continúa, pero ya no se corresponde con la realidad: tener un título universitario ya no garantiza nada, ni el empleo, ni el dinero, ni desde luego "ser alguien".

En países con oportunidades más amplias que este, "ser alguien" es, además de una tautología, completamente independiente de coronarse con birrete y vestirse de toga al final de los años universitarios. En los países desarrollados no está generalizada la histeria por hacerse de un título ni por estudiar sin ton ni son, pues ofrecen una diversidad lo suficientemente amplia de trabajos que permiten vivir dignamente con o sin carrera, hecho aparte de que la diferencia entre los sueldos de los profesionistas y los que no tienen títulos no es abismal. Nadie tildaría de fracasados a una mujer que decide dedicarse a la venta de cosméticos ni a un hombre que pone una peluquería, antes bien, se admirarían su iniciativa y capacidad de empresa.

Sería bueno pues, recuperar el sentido original de la expresión "ser alguien" y no seguir manoseándolo para hacer creer que en ello va implicada una carrera (ni una maestría ni un doctorado, sépalo mi colega, aunque tarde) ni el hacerse de dinero a costa de lo que sea. Sería bueno que no se sumara un frustrado más a la masa de los que quisieron "ser alguien" y son infelices, sea con título o con dinero. Estudiar debería hacerse cuando existe la voluntad de saber. Ganar dinero debería ser consecuencia de hacer lo que a uno le gusta. No debería fomentarse el dislate de creer que lo segundo tiene que ver con lo primero. Ser alguien debería ser una cualidad moral independiente de los estudios y el dinero del sujeto, en una palabra, ser libre y responsable. Y comprenderlo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

oye k yo kiero saber k significa la expresion `ser alguien en la vida´




jolines no me tomeis er pelo coño

hay k joersee pepeleches

Anónimo dijo...

ejo a deci palabrotas cabronesssssss

chenlina dijo...

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