domingo, octubre 20, 2019

Mago

A veces hago restas del año presente menos diez o menos veinte años. Y me digo: 'estoy por volver de Francia definitivamente'. O: 'recién termino la maestría y me dispongo a vivir los mejores tres años de mi relación con Equis'. Es terrorífico. A esta hora de hoy, sin embargo, me siento aturdido, así que no quiero ir a ninguna parte. Ni volver de Francia. Ni ir a Lagos ni nada. Ni mucho menos. Sólo Ye podría quitarme el asco que tengo en estos momentos. No más mi madre ni estudiantes, no más papers ni cursos ni la puta que parió a todos ustedes. Sólo él. Equis sería mortal. Sería violencia. Que se vaya a la verga. Con su comprensión artificial, empujada a huevo, cagante. Ye no me harta, me harto yo que no lo comprendo porque lo quiero coger con las pinzas de la razón y eso es idiota en alguien que a todas luces produce pensamientos no triviales por vías alternas y no siempre racionales, que además entiende y ve lo que no ven los demás, especialmente lo que no ven gente como Usted, no se diga ya lo que ven imbéciles totales como Zeta o Doble U o quien sea, todos absolutamente prescindibles, listos para faltar ya, desde mañana mismo. Me harto yo sabiendo perfectamente que no me asiste el derecho a hartarme absolutamente nunca porque quiero ser libre y lo soy en el más alto grado cuando estoy con Ye, pero como soy neurótico soy incompatible con la libertad y así mis deseos teóricos se deslizan dolorosamente una y otra vez hacia el deseo concreto de atrapar a las personas y muy particularmente a quien más me importe y tenga cerca, como Ye. ¿Cómo no va a reventar mi hartazgo si el más libre de todos, el que más se resiste es Ye, ya no por rebeldía sino por naturaleza, porque toda barrera es invisible para él? ¿Y cómo no me van a hartar también todos los demás, dóciles pedazos de mierda imitando, repitiendo, medrando para sus intereses pendejísimos a costa mía? Por eso a Ye, que es toda voluntad de estar conmigo, debería corresponder en el más alto grado. Y a todos los demás, que son interés de expoliarme, debería corresponder con la más tajante de las negativas: a la verga, a-la-ver-ga
Yo siempre tengo razón. Eso no es ninguna novedad y no ayuda en este asunto. Es el problema precisamente. No es reducible por la razón que él haya querido y aún quiera aquí y ahora estar conmigo. Lo tomo o lo dejo. No hay más. Y yo lo he tomado. Y puede ser que el regalo deje de darse en el momento que sea y habrá que aceptarlo. ¿Por qué insistir en la vida eterna? Yo no tengo nada que regalar y así en esta como en la otra relación sólo recibo. Y no siempre de buena gana. Y tratándose de Ye, encima, lo colmo de explicaciones racionales a cambio de su gratuidad abierta y limpia y divertida. Le abrumo con mis excrecencias cuando lo que debería hacer es ir al retrete de una vez y para siempre. Debería vomitar. Vomitar una década entera y que me saquen la llave del estómago. Pronto. In our final experiment, we synthesize... Etcétera. Un texto que me dé mucha risa y me devuelva a mis sentidos. Sí, soy hombre de razón y no estoy abogando en estos momentos por dejar de razonar, sólo estoy diciendo que no es ese el enfoque correcto en relación con Ye. La parte más importante de nuestra relación está fuera de la razón y es ahí donde hay más riqueza y más futuro. Vivir a plenitud es dejarlo perder la noción del tiempo mientras yo miro aprensivo el reloj, él el sueño y yo la vigilia, sin que nos limiten las cárceles de expectativas formadas y digeridas. 
Yo no quiero un compañero para la ceremonia de los Óscares ni para la del Nóbel, quiero una persona como él, que me guste y quiera acompañarme libremente, de manera decidida... ahora más que nunca, de hecho, aunque pueda irse cuando sea...Una persona así es impresentable para cenar con los Luises o para ir al teatro con Usted y su mujer (o la puta que se encontró). Pero eso no importa porque Ustedes no importan al lado de esto. En absoluto. Son otra cosa enteramente distinta. O, si lo prefiere, él es una persona completamente distinta a todo lo que conozco. Y es eso precisamente lo que permite que esto sea todo lo irrefrenable y sorpresivo que es, todo lo arrasante y explosivo posible, que cause tanta atención y revuelo y vértigo inasible. Y así es como debe ser porque no lo compensa absolutamente nadie en el terreno racional y no me compensaría en absoluto poder estar acompañado de alguien como Equis que es tan sólido y tan institucional, tan confiable y tan estructurado, tan perfectamente heterosexual y maduro y responsable-de-mierda, la persona ideal para que me contagie por vía de contratos de su respetabilidad. Me cago en su respetabilidad y en su reconocimiento y en cuanta mierda me han ofrecido y que me ha dejado completamente solo sin ninguna de mis fantasías originales en la cabeza. Tenerlos cerca o dando vueltas o expoliando o dando por culo ya es suficientemente bueno, ya está bien. Basta de ellos, basta de los otros, basta de ustedes. Para pareja no quiero otra persona normal que me valore y piense cuánto le convengo, que me aquilate y mida y comprenda para mejor servirse de mí. No. Quiero una que me permita deshacerme de esta lógica de mierda. O nada. También puedo con la nada
Ye vuela. Yo vuelo. Los demás son gusanos evidentes. No me haga entrar en detalles. Ye no quiere hacer una carrera, los demás sí; Ye no estudia un doctorado, sino temas; Ye no quiere literatura francesa ni inglesa ni lingüística ni política, sino abrevar aquí y allá de intereses casi diría inmateriales que no deben traducirse necesariamente ni en dólares ni en bienes ni en su puta madre. Y ese tipo, así, con esos intereses inexplicables e inencajables en ningún lugar, sin más destino fijo que el de su mente, me quiere a mí para hacerse acompañar, ¿ve usted? ¿ve lo que le digo? ¿Cómo cambiar esa libertad por su plan de conseguir una plaza? ¿Cómo cambiar esa libertad por el plan de los demás de hacerse de un título? ¿Cómo cambiar esa libertad por un trabajo asalariado de mierda? ¿Cómo cambiar esa libertad por una obra leída y otra y otra más para 'tener una opinión' o 'ser una persona cultivada' como diría el mil-veces-estúpido del Porco? Me cago en todos ellos, ¿entiende? No podría vivir con ninguno de ninguna forma y me moriría de aburrimiento en cada pendejada en que me viera obligado a asentir y participar y producir... ¡No y mil veces no! Ya que dio la casualidad de que puedo actuar para proteger la integridad de este espíritu libre, aunque sea por poco tiempo, aunque sea para quedarme solo al final por no haber podido mantener encendida la llama que alumbramos, prefiero defenderlo por encima de números y leyes. Su libertad, por supuesto, pero también la mía
Sobre todo la mía.

No hay comentarios: